Me gusta guardar mis libros en vitrinas
cerradas para que no se llenen de polvo y los voy ordenando según me dicte el
corazón el día que los limpio. Por aquí los viajes y el feminismo, por allí las
novelas y en la otra esquina poesía y libros en inglés. Es una habitación
prácticamente sólo para ellos.
Me he arreglado la habitación propia de Virgina
Woolf para atesorar mis recuerdos y pedacitos de mi alma.
